Es por amor que se perdona. Si no encuentras cómo perdonar, o perdonarte, o pedir perdón, es que no has buscado bien. Averigua dónde vive el amor, pues allí arraiga. Dirígete a su casa hoy mismo y llama a su puerta. Hallarás que el perdón habita en el amor cada día, que vive cada día del amor, y que esta certeza libera.