martes, 21 de junio de 2011

Del amor y de Tagore

"Apólogo del misterio"

        ¿No has oído su paso silencioso? El viene, viene, viene eternamente. 
A cada instante, en todas las épocas y edades, cada día, cada noche, él viene, viene, viene desde siempre. 
Yo he cantado muchas canciones de diversa entonación, pero en ellas cada nota, cada palabra, clamaba siempre: él viene, viene, viene eternamente. 
En los días embalsamados del absorto abril, por el camino secreto de la selva, él viene, viene, viene eternamente. 
Entre la angustia tempestuosa de  las noches de julio, sobre el carro resonante de las nubes, él viene, viene, viene eternamente. 
Entre una pena y otra pena tan sólo hay el espacio de su paso que me oprime el corazón; y mi alegría sólo amanece al roce dorado de su pie.
        ¡El viene, viene, viene eternamente!