Es mucho el tiempo que vivimos aprendiendo a amar. Hay veces que el amor rompe, derriba, interroga, cuestiona, duele, devasta. Algunos se lamentan: Vae victis amoris! -aunque no siempre uno se lamente así, en latín es lo chachi-. Pocos le agradecen al amor que libre siempre el buen combate, en el que todos ganamos y nadie pierde, aún cuando se entregue la vida.
Llamamos desamor a ése aprendizaje de un amor más verdadero. Lo vivimos como una derrota, pero... si amas para que te amen, ¿qué amor es ése? Amor de intercambio, interesado, dependiente, grave. Si amas porque te aman, ¿qué amor ofreces? Un amor de tributo, un amor por costumbre, relativo, material. Ama, pues, de todos modos, por todo tiempo, en todas las direcciones. Conviértete en el amor, ámate y ama, cede: hazte presente.
(Es decir: presente, presente y presente)