Si te digo que yo soy yo y tú el amor, sonríes. Porque, si miro con atención, ¿qué veo? Que amo por tí, a través de tí, en tu propia naturaleza. ¿Debo decir que ya no soy yo sino tú quien ama? ¿Quién ama, entonces? Pues porque tú eres el amor, donde quiera que seas, soy; donde quiera que vayas, voy; y donde quiera que estés, estoy. Y así voy, soy y estoy donde tú lo gobiernas. No puede ser de otra manera, ni escapar es tampoco posible, pues no puedo encontrarle límite alguno al que cuanto más se da, más tuviera... Escapar entonces, huir, ¿de dónde? ¿Cómo apartarme de tí sino alejándome de mí, infinitamente? ¿Y cómo hacer ésto sino volviéndome loco? ¿Cómo seguir siendo un "sólo yo" sin abandonarme y saberme perdido, desesperarme y quedarme ciego? Amor, doquiera que yo amo, eres tú el amante, el amado, su silencio y su diálogo. Toma lo que que es tuyo ahora que lo comprendo, amor, tú que siempre fuiste el que eres: el señor, el amo...